No todo es lo que parece ni todo lo que brilla es oro, eso también deberían saberlo.
Mucho brillo hay acá y muy poco oro.
Algunos se terminan creyendo las apariencias y así viven…aparentemente viven.
Pero vivir de verdad es otra cosa, amar de verdad es otra cosa.
Hay que saber mirar muy bien para ver de verdad a la gente, para ver su esencia, y no su apariencia.
A veces el que parece un santo es un demonio, y el que parece un demonio es un santo.
A veces lo que brilla de verdad es una baratija y el oro, el oro de verdad, no brilla.
Las apariencias no logran engañar.Dejense llevar por las apariencias ustedes, van a terminar más desorientados que chancho en departamento.
Lo esencial es invisible a los ojos, pero igual se ve. Hay que abrir los ojos para ver que la verdad no siempre es la apariencia.

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