Te da un poco de miedo, ¿no?
Es más fácil quejarse que entender.
Entender te compromete.
Te involucra.
Te obliga a decirte a vos misma la verdad.
Y la verdad es que es uno mismo el que elije sus penas y sus alegrías.
¿Qué elejiste para este amor?
La pena es un laberinto de cristal que nos permite ver la felicidad de sus intrincados caminos, pero no nos deja llegar hasta ella.
En cambio la esperanza es la mitad del triunfo: la otra mitad es la acción, dar los pasos que son necesarios para obtenerlo.
Y en el amor el triunfo es la búsqueda incesante de la dicha compartida.
Entre dos que se aman no hay nada insignificante, todo tiene un valioso significado.
Nada hay indiferente, todo tiene interés.
Entre dos que se aman, los silencios no son mensajes, los silencios son precipicios por donde el amor se resbala y cae, destruyéndose, lastimándose...
No busques pretextos para querer menos, busca motivos para querer más.
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